lunes, 30 de junio de 2003

Exposición LUIS ARDEVÍNEZ. Madrid








PINTURA, ESCULTURA & OBRA GRÁFICA. 
Luis Miguel Ardevínez (Madrid, 08/01/1956).

"IDOLOS DE PAPEL". Acaba de clausurarse en la Galería Pau d'Arara una exposición que, por su singularidad, merece un comentario, aunque no sirva ya de acicate para visitarla sino de reflexión para quienes tuvieron el buen criterio de penetrar en este nuevo espacio en busca de pequeñas maravillas.

En uno de los capítulos de su "Libro negro", Giovanni Papini construye una de sus paradojas en torno al papel, material frágil por excelencia, pero soporte de la cultura, de la propiedad, del derecho, del dinero, de las declaraciones de amor, de las actas de defunción, de todo lo importante de la vida.

Pero el papel no es lo único frágil y corruptible, también es la carne y cuestión de tiempo, los metales y los mármoles. En realidad, también hay hombres de paja, gigantes con pies de barro, cortinas de humo y castillos en el aire, pero no dudaría de elegir antes a estas fantasías con mala fama que a los hombres de sólidos principios y acrisoladas convicciones , porque la única diferencia entre las unas y los otros es que los segundos ignoran sus propias limitaciones y, a veces, se les cae la máscara y muestran sus miserias en un ridículo que su propio orgullo les impide percibir. No hay más que ver los telediarios.

Sin empaque.
Todo esto viene a cuento porque las obras de Luis Miguel Ardevínez (Madrid, 1956), aparte de no ser de bronce ni de mármol, sino de papel y restos vegetales, carecen voluntariamente de empaque, de solemnidad, de todo eso a lo que aspiran las personas serias, entre comillas.A cambio, poseen la frescura y la imaginación propias de un hombre tocado por la gracia, una gracia que mantiene vivo su niño interior y le permite expresarse con una libertad y una franqueza admirables, creando obras cuya humildad de origen las hace verdaderamente grandes.

Luis Miguel Ardevínez parece seguir los consejos de Jean Dubuffet cuando dice que el artista debe hacer como el campista, que enciende fuego con lo que encuentra, con lo qeu tiene a mano. Algunas de su obras son de cajón de madera de pino, pero en su sentido literal, sin confundir nunca lo sencillo con lo simple, cajones de secretos y de sueños, cajas de tesoros sin valor tangible.Astillas de caña hacen de pinceladas sobre fondos de hojas, papel reciclado, planchas de lenguaje braille y todo cuanto posea la huella de lo natural, lo tierno y lo humano. Si lo infantil y lo primitivo son dos sustentos del arte contemporáneo, los retablillos alargados, además de evocar el arte popular amerindio, parecen el resultado de una paciente dedicación amorosa, mientras que sus inconfundibles tótems, como el genial "Pianista", tienen en su adaptación a la rama de la que proceden, una armónica comunión con la naturaleza y con el cosmos, que el espectador sensible puede percibir.

Poesía hecha forma y formas en aguafuertes con poemas  de Pepa Pedrero. Como éste: "Entre el pozo y el cielo, / entre el amor y el odio me debato, / entre el amor y el odio yo me pierdo. / Con la mano inocente lo acaricio, / con la otra, la culpable, lo destierro."

Texto: Jesús Mazariegos (EL NORTE DE CASTILLA, 26/04/2003).

jueves, 26 de junio de 2003

Exposición CARLOS COSTA. Segovia











CARLOS COSTA, PINTURAS.

"Una excursión por el valle del cuello de la Sibila"

No es el personaje humano, es la orografía del personaje. Por mejor decir: Es la orografía de la pintura -esa ficción- que fue motivada por el personaje inspirador retratado por los pinceles de aquel artista del renacimiento italiano, o de nuestro Siglo de Oro. Pienso que así hay que contemplar la pintura en primerísimos planos elaborada por Carlos Costa, de asuntos ya pintados por maestros antiguos que pertenecen a la historia del arte. ¿Se trata de una reflexión puramente técnica, una reflexión sobre pigmentos, trazas o barnices? -Creo que no es eso, y que el asunto va mucho más allá de los simples procedimientos.

Por supuesto que es una reflexión, una profunda y difícil reflexión, una fría reflexión que no está al alcance de cualquiera.

Esa Sibila, esa sacerdotisa de Apolo plasmada en el moderno lienzo, no es solo la copia de una Sibila de Miguel Ángel, pues para eso ya están los copistas, algunos excelentes, que se ganan la vida decentemente haciendo horas y más horas en el Museo del Prado y otras pinacotecas.








Creo que este asunto rebasa lo anecdótico. He mencionado al principio la palabra orografía; el diccionario la define como "Parte de la geografía física que trata de la descripción de las montañas". Así pues, habrá que entender estas superficies pintadas (creadas) ya por otros maestros históricos anteriores como "paisajes", y entonces el "geógrafo-pintor" actual, entrará en dicha "geografía física" cual entomólogo con su microscopio, o ingeniero con su teodolito, señalando cotas, accidentes y profundidades, analizando estos montes y valles que son las orejas, las cuencas de los ojos o de los ríos de las cejas de la Sibila o el Juan Pareja en cuestión. Pienso yo que la razón de la pintura de Costa no anda muy lejos de la de los creadores del Pop-Art americano (por ejemplo Lichtestein: En sus lienzos transcribe casi: "ad literam" y en su enorme tamaño una viñeta de un comic de Walt Disney con el Pato Donald soltando una onomatopeya en su correspondiente bocadillo o fumetti... ¿Es solo eso una viñeta de tebeo copiada, o es que el artista acota, subraya y pone en valor un fenómeno cultural popular de comunicación moderno, cual es el comic...?).

Aparte de todo esto, hay transformaciones, manipulaciones y exclusiones en los trabajos de Costa, una intencionalidad creadora, una inventiva.

Pero pienso que habrá que tener ojo con estas corrientes (y no lo digo por Costa, sino por otros pintores que las extremen); ¿Qué pensaremos de un escritor que publique una novela que se llame "El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", y que sea exacta, cé por bé y página por página, a la inmortal creación de D. Miguel...?

Texto: Antonio Madrigal (EL ADELANTADO DE SEGOVIA, 09/07/2003).

sábado, 7 de junio de 2003

Exposición JOSÉ PORTILLA. Sitges


PINTURA, JOSÉ PORTILLA.

Sobre esos mares idílicos y sobre esos paisajes inventados, la pintura de Portilla nos permite descubrir en cada original partes de los "amables muros de un misterio", que como dijo Jorge Guillén no es otra cosa que asomarnos "a la soledad de alguien".

Texto: José F. Merino.