sábado, 24 de abril de 2004

Exposición RESU GIL. Segovia








PINTURAS RESU GIL.
Hinojos (Huelva) 1953.

Cuando la expresión camina por conceptos etéreos se puede llegar a lo inconcreto sobre el realismo de las marismas de Doñana. También se puede expresar la simbiosis entre lo visual y lo soñado a través del color que flota en el soporte de la tela. Pero quizás lo más importante es el trasfondo emocional qeu queda a medio camino entre la figura y el contexto, entre la realidad y la creación personal. Resu Gil acaricia las marismas, los atardeceres, los bosques y las aguas, evita el dramatismo entre lo material y lo etéreo, simplifica el camino y transforma lo evidente en un ejercicio de liberación personal y necesario. 

Seguramente su mundo está más cerca de las formas y colores de sus cuadros que del marco cotidiano de una realidad evidente y compartida. Hay un innegable esfuerzo de convencerse a sí misma de que el mundo es de otra manera, y que esas percepciones de sensibilidad sureña nos son simplemente guiños de colores entremezclados. hay muchas tensiones internas, muchas misteriosas reacciones difícilmente comprensibles. Ese mundo tortuoso y cromático, aflora con la facilidad de un devenir  natural, de reflejos y destellos que ahora son como deberían ser.

Más que un pretexto, la pintura de Resu Gil refleja una necesidad. Pintura sin brusquedades, armónica, elaborada desde la ensoñación y el color. Expresión de un esfuerzo por llevar al lienzo la dificultosa irrealidad creativa. Un camino de luces y sombrasen que los suspiros son más importantes que los trazos y las lágrimas más verdad que cualquier figuración objetiva. En ese proceso de desmaterialización se adivina la generosidad de los anhelos, el protagonismo de la constancia, la pasión por dominar la plasmación de los colores, al explicarse lo inexplicable.

Hay también, una fuerte pretensión de querer volar muy alto, pero con los pies acariciando el agua, el viento, los amarillos intensos de los horizontes de todos los días. Quizás si se liberaran todos los soportes, si todos los colores estuvieran en la más total de las libertades, si todas las formas no fueran la afirmación de nada, sise perdieran todos los miedos a volar a lo más alto, las marismas de Doñana serían el cielo.

Texto: Eliseo de Pablos..

viernes, 23 de abril de 2004

Exposición DiVidrio. Madrid








"DiVidrio" - EXPOSICIÓN COLECTIVA DE ESCULTURAS & DISEÑO EN VIDRIO

ANA THIEL
ARQUÍMEDES SEGURO
NARCISO QUAGLIATA
CHANTAL ROYANT
NORBERTO MORETTI
K. FUJITA

viernes, 16 de abril de 2004

Exposición JAVIER AYUSO. Segovia














PINTURA S/PINTURA.

Javier Ayuso nace en Segovia en 1951. En 1970 inicia estudios de Ciencias Políticas y Derecho en Madrid, instalando tiempo después su residencia en Euskadi en el período de la llamada Transición. Allí es donde nace y se desarrolla su obra influenciada por la convulsa situación política. Realiza exposiciones de marcado compromiso social, participando en bienales y cosechando premios en el Internacional de Villa de Bilbao, Bienal de pintura de Donostia-San Sebastián o la muestra de artistas donostiarras en Wiesbaden (Alemania).

La pintura de Javier Ayuso no pretende ser complaciente en la búsqueda de valores puramente estilísticos y mercantilistas, ni permanecer indiferente a los cambios del mundo. Busca dar luz a una parte desconocida de nosotros mismos y descubrir una forma no verbal de comunicación.

Cuando Javier comenzó pintar en los años 70, el mundo era muy diferente al de hoy. Tras la caída de los muros que protegían la fantasía, se muestra la fragilidad de las ilusiones y las utopías. Las enfermedades en forma de “neumonías atípicas” (colza, síndrome del Golfo, neumonía asiática…), los fundamentalismos, terrorismos, guerras preventivas y masacres (daños colaterales) denotan que el progreso, por ese camino, no es de todo deseable. La paz y el amor cada vez más lejanos…La situación de guerras y entreguerras se convierte en cotidiana, en cierto modo similar al momento en que los expresionistas abstractos estadounidenses como respuesta a un estado espiritual desesperado, reaccionan contra la hegemonía del intelecto, permitiendo la expresión libre y subjetiva. Y, en opinión del autor, el avance tecnológico no parece ser garantía de progreso social y político. Parafraseando a Anthony Everitt “El racionalismo esperanzado de la sociedad moderna está desacreditado”.

De regreso a su tierra natal, hace ya diecisiete años, no ha podido permanecer como un simple observador, y tras un período alejado de la creación material, en esta exposición encontramos tanto el reconocimiento para aquellos amigos y artistas que ya no están, como la memoria dialéctica crítica con la que expresa su particular visión de los acontecimientos que le emocionan.En este proceso de escenificar la angustia acumulada, se genera una enorme ansiedad creativa que abre dimensiones que encuentran su espacio en el arte, dónde los seres humanos y la naturaleza de las cosas dejan de someterse al principio de la realidad establecida. Ese punto que se vuelve perceptible, visible y audible, cuando disfrutamos de la visión de una mirada originaria, mágica, exenta de condicionamientos. Ese momento en que lo ficticio y lo absurdo del arte se tornan como una nueva realidad.

En sus manchas de colores, sus composiciones y collages realizadas con una espontaneidad fascinante, a velocidad de vértigo y por un camino de obsesión, casi enfermiza, pintando sobre lo pintado, encontramos sus contradicciones, multiplicidad de perspectivas y su profunda coherencia. En ningún caso se le podría clasificar como un productor de arte regionalista, ni por descontado localista, muy por el contrario, espontáneamente abierto al mundo.

Velos de pigmento que empapan el fondo, color cálido que descansa sobre el frío, frío sobre cálido, oscuridad sobre luz y luz sobre oscuridad…y una vez más pinceladas de geometría irrefrenable. Aunque las composiciones de Javier pueden separarse, él encuentra medios para preservar la integridad del conjunto. No hay punto central de atención. Sus rectángulos llenan la obra y confirman su morfología. Contrastando las posibilidades arquitectónicas más formales con el gesto y movimiento más intuitivo. La pintura de Javier Ayuso no surge de un modelo a deformar, sino que, por el contrario, busca el nacimiento de la realidad. En él el acto de pintar tiene tanta importancia como el resultado.

Texto: Francisco Lara Mora.

sábado, 3 de abril de 2004

Exposición CARMEN DRESBACH. Sitges








ESCULTURA CERÁMICA, CARMEN DRESBACH.


Carmen Dresbach comenzó a interesarse por la cerámica allá por el año el año 1970, en Munich,  inicialmente a modo de hobby, y diez años después, tras fijar su residencia en el País Vasco,  “en 1981 empecé a tomármelo en serio”. Tan serio que, durante años, se dedicó a impartir clases de cerámica en la Casa de Cultura en Munguía (Vizcaya), y a realizar exposiciones con los trabajos de los alumnos “Hubo alguna crítica tan positiva, que venían de talleres de fuera de Vizcaya a ver las exposiciones”.

 A Carmen, confiesa, le “apasionan los clásicos de la antigüedad, egipcios, griegos y la pintura del renacimiento”. Si bien, sus exposiciones nacieron desde una temática y circunstancias personales, formadas por obras con una gran carga sentimental.

En 1989 realizó una exposición en el aeropuerto de Bilbao, cuya temática era la desertización del planeta, piezas con aberturas que simulaban “la tierra que emana del interior”. Eran obras realizadas con barro refractario, cocido a 1240ºC, trabajadas con capas de diversos tipos de pastas y porcelana, con esmaltes de colores ocres, beige, sombras marrones… “Hubo quien me llamó para decirme que les encantaba las piezas, pero que salía de la exposición con el corazón encogido. Y esta era mi intención.”

Dedicó mucho tiempo a investigar nuevas fórmulas de esmaltes para obtener colores sorprendentes, así como experimentó incansablemente diferentes texturas, para inspirarse para su siguiente exposición en el románico. Un estilo del que siempre apreció su sencillez de formas. Y posteriormente, a su regreso de un viaje por Siria y Jordania, inspirada por la ciudad de Petra, comenzó la realización de murales. Con temáticas muy variadas.

A partir de 1996 instala su taller en Barcelona y surge la serie "Desplazamientos", piezas con aperturas de partes móviles, articuladas, que a modo de pequeñas ventanas dejan pasar la luz a su través. Con texturas rugosas, terminadas con engobes vitrificados, que contrastan con otras partes más lisas y pulidas, esmaltadas geométricamente. Tal vez, sus obras más maduras y conceptuales surgen a partir de un periodo de desamor y separación. Es entonces cuando comienzan a aparecer, también, sus pares cerámicos, obras metafóricas, compuestas de dos unidades, buscando formas que encajan perfectamente, en búsqueda de la unidad. A este periodo pertenecen las obras que muestra en la exposición de la galería Pau d’Arara, que durará hasta el 3 de mayo de 2004. Si bien, Carmen Dresbach forma parte del fondo permanente de la galería, por lo que su obra está representada permanentemente.

En el 2001, Carmen Dresbach participó en una exposición de cerámica internacional en Corea, en colaboración con la Cámara de Comercio de  Barcelona y el AAIP FAD (Associació d'Activitats Artesanes i d'Investigació Plástica del FAD - “Foment de les Arts i del Disseny”), que se ocupó de seleccionar a los 22 participantes de Cataluña.

Texto: Francisco Lara Mora.