sábado, 7 de mayo de 2005

Exposición colectiva BRAVO, ETCHEVERRY Y HUERTAS. Segovia


PINTURAS DE BRAVO, ETCHEVERRY Y HUERTAS


Tres pintores nos muestran algunas de sus últimas obras en la galería Pau D'Arara. Se trata de tres artistas que tienen pocos puntos comunes en su manera de enfocar e interpretar la emoción de la creación plástica, si bien en esa disparidad de caracteres se encuentra la enriquecedora comparación por parte del espectador.

La cohesión de la exposición será entonces, y seguramente, la amistad profesional (o la profesionalidad amistosa, que no es lo mismo, pero casi). Las pinturas que vemos esta vez de Raúl Bravo (con títulos sorprendentemente religiosos: "San Jerónimo en el scriptorium", "Visitación"), tienen una composición estructural distinta de lo que he visto en anteriores muestras suyas. Aquí desaparece el agrio expresionismo anterior en buena parte. ¿Es solamente en estos pocos cuadros aquí colgados?. Me da la impresión de que el pintor se encuentra en un cruce de caminos, en un punto acusado de búsqueda. Es normal: los artistas sinceros y de verdad, siempre andan buscando algo, y las rupturas y reinicios muchas veces alumbran estupendos hallazgos, y con pan y vino se anda el camino. Diego Etcheverry por el contrario se encuentra en su línea ya conocida de imaginativo dibujante medio surreal, medio onírico, medio caústico, que a veces denuncia con su fino trazo determinadas alineaciones y abusos de los humanos. Sus "profetas", robots, peces articulados en cientos de piezas, y cubas de vino (que desarrollan la insólita teoría filosófica-matemática de la cuba), se plasman en cuadros que son narraciones de cosas, y a veces dibujos coloreados muy poblados.

Los pequeños cuadros abstractos de Lucía Huertas son divagaciones continuadas de colores meditados y sopesados con cautela. En ellos, la artista combina y completa lo informal con lo constructivo, consiguiendo resultados apagados y jugosos a la vez. Quizás requieran formatos algo más grandes estas divagaciones abstractas, pero a lo mejor es la estructura misma de la sala la que impone el formato. Bien es verdad que el tamaño pequeño es siempre más agradecido y cómodo, pero también creo que en el formato grande el chispazo abstracto se estira más. Es una opinión. Sea como fuere, estas pinturas de Lucía Huertas son gustosas e interesantes.- ( Galería Pau D'Arara).

Texto: Antonio Madrigal (EL ADELANTADO DE SEGOVIA / 25/05/2006).